Santo Domingo.-De ser una activista social y destacada profesora, María Teresa Cabrera aceptó el reto de dar el salto en busca de la Presidencia de la República, convirtiéndose en una de dos mujeres que aspiran a esa posición en el proceso electoral de mayo del próximo año.
Nacida en La Vega, el nombre de María Teresa Cabrera Ulloa, es un referente de los principales movimientos sociales que han ocupado las calles del país en luchas como la demanda del 4 % para la educación, la Marcha Verde, que enarboló la lucha por el fin de la impunidad, la defensa de Loma Miranda, entre otras manifestaciones populares.
Su activismo en las luchas sociales inició desde que era una adolescente en los años setenta en su ciudad natal de La Vega, donde dirigió por varios periodos la filial de la Asociación Dominicana de Profesores y la coordinadora de organizaciones populares, para luego, en el periodo 2006-2009, convertirse en la presidente del gremio de los profesores.
Además, desde muy temprano se integró a los movimientos juveniles y culturales que luchan por el respeto de los derechos humanos, la justicia social y la soberanía de República Dominicana.
Formación continua
Su formación académica es amplia, ya que siempre ha mostrado interés en capacitarse. Entre los títulos que posee están el de licenciada en Filosofía y Letras y una especialidad en Educación Social de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
Posee una maestría en Desarrollo Humano y Sostenible del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC), Máster Internacional en Liderazgo Educativo de la Universidad Europea Miguel de Cervantes, Máster Universitario en Metodología de Investigación en Ciencias Sociales, Jurídicas y Humanidades en esta misma universidad, entre otros.
En política
En el ámbito político electoral, no es la primera vez que aparece en una boleta presidencial, ya que en el año 2008 fue candidata a la vicepresidencia con Guillermo Moreno, por el partido Alianza País. Ahora fue propuesta como candidata del Frente Amplio y el Congreso Cívico para representar una opción progresista, popular y de izquierda en la contienda electoral de 2024.
Explica que su motivación principal para aceptar la candidatura presidencial es contribuir a la construcción de una propuesta política que pueda proponerse como objetivo supremo, abrir paso a una nueva época política mediante el impulso de un proceso de reformas político-institucional, orientado a transformar rasgos esenciales del régimen político heredado de la dictadura como el clientelismo, la debilidad institucional, la concentración de la riqueza, la centralización del poder y altos niveles de corrupción e impunidad.
“Esta es una tarea pendiente desde que inició la llamada transición democrática, fue asumida por el gobierno del profesor Juan Bosch y sintetizada en la Constitución del 63, pero el Golpe de Estado y la Intervención Norteamericana de 1965 malograron ese proceso.
Esos rasgos de nuestro sistema político constituyen la base etiológica, la causa esencial de los principales problemas que sufre el pueblo dominicano”, expresó a EL DÍA.
Para ella, la desigualdad social que caracteriza la sociedad dominicana, los niveles de violencia en general, y de género en particular, así como la delincuencia y criminalidad, el drama de la educación, los déficits en el ejercicio de derechos humanos fundamentales, la inequidad del sistema electoral y el predominio de la lógica de negocio en el sistema de seguridad social, encuentran sustento en las características del régimen político, por lo que considera que modificarlas es una condición necesaria para hablar de un Estado social y democrático de derechos, o que de lo contrario, es enunciado formal.
Está consciente de que una de las funciones esenciales del Gobierno es garantizar que las familias alcancen y mantengan una calidad de vida digna que satisfaga sus necesidades básicas, como mínimo. Por tanto, entiende que la forma en que se organice y funcione el Estado debe orientarse a ese propósito, cosa que asegura no ha ocurrido así en el país.
Critica que las opciones tradicionales que quieren volver o seguir gobernando, han demostrado con su práctica que no abrazan ese propósito. Ve la necesidad de construir una propuesta política que asuma una democracia auténtica.