Robo en el Louvre: un golpe de precisión en la Galería del Sol

El robo en el Museo de Louvre ocurrió poco después de las 11 de la mañana, en un momento de afluencia turística moderada, aprovechando las obras de restauración que se llevan a cabo en el ala Denon, los asaltantes accedieron al museo a través de una ventana que da al río Sena. Lo hicieron utilizando un montacargas que normalmente es operado por los obreros que trabajan en la renovación del edificio.

Las cámaras de seguridad captaron a al menos cuatro individuos encapuchados, vestidos con ropa de operarios y desplazándose con rapidez y coordinación. Una vez dentro, se dirigieron sin vacilar a la Galería Apolo, donde se exhiben las joyas de la corona francesa. Según fuentes internas, el sistema de alarma fue neutralizado o, más probablemente, evitado gracias al uso de planos y rutinas previamente estudiadas. No hubo señales de violencia, ni forcejeos con el personal de seguridad.

En apenas siete minutos, los ladrones sustrajeron nueve piezas de alto valor histórico y simbólico, incluyendo un broche de esmeraldas que perteneció a la emperatriz Eugenia, un anillo de diamantes engastado para Napoleón I, y una tiara decorada con espinelas y perlas, cuya procedencia se remonta al siglo XVIII. Los objetos fueron arrancados de sus vitrinas con herramientas especializadas, sin causar daños visibles al resto del mobiliario o a las piezas cercanas.

Acto seguido, el grupo escapó por la misma ruta por la que entró, antes de que las fuerzas de seguridad pudieran reaccionar. La policía llegó al lugar 12 minutos después de activarse la alerta general, pero para entonces, los ladrones ya se habían desvanecido entre las calles de París.

Los investigadores no descartan que el robo haya sido ejecutado con apoyo interno, dada la precisión del operativo, el conocimiento detallado de los horarios y la elección quirúrgica de las piezas sustraídas. El hecho de que la acción se desarrollara en la Galería Apolo uno de los espacios más simbólicos del museo ha añadido una carga casi teatral al crimen, que ya muchos comparan con un guion de cine.