Iván Rondón fue reconocido en el Congreso Nacional como el Padre de la Seguridad Social en el país, debido a su rol activo para la aprobación de la Ley 87-01 en 2001.
Para entonces era el presidente de la Comisión de Seguridad Social del Senado y le tocó lidiar con las voces en favor y en contra que tenía la propuesta legislativa que presentaron. Hoy, 22 años después de aquella aprobación y con 87 de edad, Rondón sigue activo en la defensa del sistema de seguridad social, convencido de que sigue siendo uno de los más modernos de la región, pero, sobre todo, porque «los enemigos no descansan».
En conversación con Diario Libre, habla de los intereses particulares que mueven a esos «enemigos» que han provocado los pendientes que todavía tiene la aplicación de la ley, pero también resalta los puntos positivos de una legislación que permitió al país tener uno de los mayores sistemas de ahorro en la población trabajadora.
Su planteamiento empieza por señalar que la ley ha sido violada desde su inicio mediante resoluciones que limitaron los beneficios que planteaba para los afiliados a la Seguridad Social. Luego señala cómo las clínicas, las aseguradoras y los médicos han obstaculizado su efectiva implementación debido, sobre todo, a la poca gestión que ha caracterizado al sistema y a la falta de voluntad política. A su juicio, ningún presidente de la República, hasta llegar el actual, se había interesado por el tema, y eso es –dice- porque siempre los gobiernos han tenido personas que convencen al mandatario de que no funcionará.
Sin embargo, Rondón entiende pertinente y, hasta felicita a la comisión bicameral que actualmente propone una modificación de la 87-01, porque corrige algunas debilidades, no sin dejar de tildar como populismo político la propuesta de implantar el régimen de reparto al momento de establecer la modalidad de cálculo para las pensiones. Entre los puntos favorables que ve en la propuesta, destaca el que se esté proponiendo una procuraduría de la Seguridad Social y se estable que no se podrá cambiar el espíritu de la ley, so pena de sanciones legales. También valora el voto exclusivo que se daría al Estado y la reducción de la matrícula del Consejo Nacional de la Seguridad Social (CNSS).
«Nadie tiene derecho a vetar aquello de lo que no es responsable, el único responsable del sistema es el Estado solidario«, dice el exlegislador que también advierte lo difícil que era ponerse de acuerdo en un consejo con «34 gente hablando».
—Cuando piensa en la Seguridad Social, ¿qué viene a su mente?
Que ha sido transcendente para el país. Un país con un 7 % de aseguramiento, ha pasado a un 98 % de aseguramiento y lo coloca como el número uno en aseguramiento en seguridad social en todos los continentes. Y eso es gracias a que el actual presidente tiene la voluntad política y esa voluntad incluyó dos millones de trabajadores informales en el régimen subsidiado y ahora serán regularizados con la puesta en marcha del régimen contributivo subsidiado.
—Pero la población asegurada se queja de los servicios que recibe
Eso es relativo. La ley misma dispuso una revisión a los 10 años. Esa revisión no se hizo y es ahora cuando se realiza y se corrigen muchas de las distorsiones que había. Creo que la comisión bicameral que hizo la revisión, hizo un excelente trabajo. Esta propuesta es muy acertada, pues va a corregir muchas debilidades que tenía la ley, a preservar muchos derechos que eran violados y, especialmente, va a haber un régimen de consecuencias con la creación de la Procuraduría de la Seguridad Social que pasa a ser elemento del Poder Judicial a fin de que todos los incumplimientos y violaciones a la ley sean castigados.
—¿Por qué es relativa la queja de los afiliados?
Lo primero es que la ley nace con una primera violación, pues una resolución cambió el plan básico de salud contemplado por la ley hacia un plan de servicio de salud, lo que implicó una reducción de cobertura de los beneficios. Por ejemplo, los medicamentos. La ley dice que tú cubres el 30 % de los medicamentos ambulatorios, si estas internada te cubre un 100 %. Pero eso fue cambiado por un plan de servicios de salud y se redujeron muchísimos beneficios. Eso de 8,000 pesos anuales en medicamentos, eso no estaba en la ley. Pero una de las cosas importantes de esta revisión es que aplicó un artículo para que el espíritu de la ley no lo pueda cambiar una resolución y si lo cambia, tendrá una penalidad en la Procuraduría de la Seguridad Social.
Antes existía la Dida, pero no tiene herramientas para hacer cumplir. Pero con la Procuraduría que se crea, sí hay penalidad y clasificación de las faltas. Sí se va a corregir esa situación.
—Las pensiones es otra de las quejas de los cotizantes
Con las pensiones hay incumplimiento de la ley. Primero, la ley dice que los fondos de pensiones hay que invertirlos en aquellas entidades o empresas cuyos propósitos sean la mayor creación de empleos y más alta rentabilidad. Pero hasta hace poco, los recursos se invertían en bonos emitidos por Hacienda o el Banco Central. Esos bonos son importantes para gente con edad avanzada como yo, que quiere tener mi dinero sin riesgo alguno, pero no para gente joven que puede arriesgarse más y su dinero se puede invertir en proyectos más riesgosos, pero más rentables, pues aumentaría el dinero para tu retiro.
Otra cosa que no se ha cumplido es que el artículo 100 de la ley, que dice que las administradoras de los fondos de pensiones tienen que crear carteras de inversión, entonces, debe la administradora consultar a cada cotizante donde quiere invertir, pero eso nunca se ha hecho.
Pero hay otra cosa y es que las pensiones son un contrato entre asegurado y la aseguradora… De la cotización que hacemos sale el pago de la Superintendencia de Pensiones y esa Superintendencia es la que debe velar porque los contratos se cumplan y debe actuar. Cuando se habla de compensación, la Superintendencia de Pensiones debe fungir como un representante mío, del cotizante, pero aquí ha habido una complicidad entre el superintendente de pensiones y las administradoras de fondos de pensiones. Es como un aliado de la administradora cuando debería ser un defensor mío, pues yo soy que le estoy pagando.
—Entonces, ¿la poca rentabilidad es porque no se hizo la inversión requerida?
Entre las modificaciones que se hicieron ahora, aparece como que habrá un fondo de pensión público y uno privado, pero eso siempre ha existido. La ley establece que tú puedes elegir entre el sistema de reparto y la capitalización individual.
Pero no ha funcionado la tasa de reemplazo por los bajos salarios, las modalidades de empleo y el que tienes que hacer 360 cotizaciones, que nunca lo vas a lograr porque aquí el empleo se pierde mucho. Pero, además, el promedio de salario del 80 % (de los trabajadores) es de 30,000 pesos. Con eso no se puede tener un buen retiro. Por eso algunos alegan que el sistema de reparto es el mejor, pues es un porcentaje de tu último salario, lo que luce muy bonito, pero el sistema de reparto es un sistema de solidaridad generacional en que los jóvenes financian las pensiones de los viejos. Eso es muy bonito cuando la población duraba 65 años, pues siempre hay la intención de que tú te mueras antes de llegar al retiro.
Pero, lo más grave de ese sistema es que vino el control de la natalidad, la concientización de las madres y padres de no tener muchos hijos. Todo el mundo redujo. Yo soy de una familia de 14 hermanos, pero solo tengo tres hijos. Tengo 87 años y debí morir a los 65. Entonces, son 22 años extras recibiendo pensión, entonces, quién cubre esa parte. Eso naturalmente crea un déficit que crece sin control y no puede el sistema financiar las pensiones sin sacrificar a los contribuyentes.
Por todos esos factores, nosotros elegimos el sistema de capitalización individual, pues en el sistema de reparto, si tú no llegas al tope, tú pierdes tu dinero, pero en el de capitalización individual, mi dinero va a mi cuenta personal y yo tengo control de mi dinero. Ahora, no será suficiente para mi pensión a menos que se recurra a un mandato de la ley o permisibilidad de la ley que dice que yo puedo hacer ahorro voluntario, así sí. Pero aquí no hay cultura de eso y la gente prefiere tener su dinero en un plazo fijo antes que en un fondo de pensión, cuando el plazo fijo le paga un 3 o 4 % anual y el sistema de pensión es de un 10 a un 11 por ciento.
«Lo del 30 % es el disparate más grande, primero porque si te devuelvo el 30 % de tus fondos, no puedo devolverte ese porcentaje del 70 % de lo que aportó el trabajador, solo de los tuyos y entonces, eso hace que tú tengas que cotizar por lo menos seis años más. Y ¿qué harán muchos con ese 30 %? Gastarlo y, entonces, te quedas sin pensión suficiente y sin ese dinero.»Iván RondónExperto en seguridad social“
—¿Por qué cree que se insiste en el esquema de reparto que se plantea en la modificación?
Eso es populismo. Los congresistas que actúan irresponsablemente, lo que buscan es populismo y voto.
—¿Qué opina de que el Gobierno se quede con la potestad de vetar y se elimine representación de otros sectores en el CNSS?
Todo eso es temor al cambio. Todos somos resistentes a eso. La garantía del Sistema Dominicano de Seguridad Social es de los más completos, según un especialista que estuvo en Ginebra con miles de representantes, pues cubre salud, vejez, discapacidad, niñez, trabajadores informales, que ahora será uno de los grandes logros de la modificación, con el régimen contributivo subsidiado.
Con eso, si se lleva a cabo, habríamos resuelto uno de los grandes problemas que tienen todos los sistemas del mundo que son los trabajadores informales.
El veto que está ahora en la modificación, como poder del Estado. Yo decía eso, pues nadie tiene derecho a vetar lo que no es responsable, el único responsable del sistema es el Estado solidario, porque si a ti no te pagan la pensión que te corresponde, el Estado tiene que pagarla. Y entonces, ese es el único con derecho a veto.
Otra cosa es la reducción del CNSS en orden formativo, de 17 titulares. El sistema tripartito debió desaparecer, pues el sistema de aquí es universal, entonces, no hay que tener esa representación. Le dieron uno (un representante) pero lo grave es que hay 17 suplentes que lo agregaron con voz sin voto, pero eran 34 y ¿qué se podía aprobar con 34 gente hablando? Nada.
—¿Quiénes son los enemigos reales de la ley?
Bueno, los enemigos de esa ley realmente son los intereses económicos, para decirlo así. No hay un sector específico. Cada vez que hay un sector que piensa que le afectan intereses… por ejemplo. En el sistema de salud, todo el mundo habla mucho de la atención primaria, pero nadie sabe lo que es la atención primaria, que no es solo servicio. Es una estrategia para proteger la salud de las personas y que divide la atención para el cuidado en tres niveles: un primer nivel que es para atender casos que no tienen gran complicación y es (se compone de) un médico familiar, una enfermera y que está en un territorio y le tienen que dar seguimiento a la salud de todos los habitantes de ahí. Y atienden casos de diarrea, fiebre, pero por no existir eso, una madre tiene que llegar con un niño ya con convulsiones a un hospital de segundo nivel. Lo mismo cuando una gripe se vuelve neumonía, cuando eso pudo haberse evitado… pero te mandan a un especialista, que te cobra un dineral, cuando esa consulta pudo haberla hecho un médico general que te pudo referir al especialista si era necesario.
En el tercer nivel es para enfermedades complejas que se tratan en hospitales especializados.
Esa tanta oposición, que es absurdo, porque ¿cómo van a empezar la salud por el segundo nivel?, que es lo que ocurre y todo el mundo va al hospital con problemas que se resuelven en el primer nivel. Pero es que ha sido obstaculizado, principalmente, sobre todo por la consulta, las clínicas entienden que van a perder consultas y eso es un absurdo, pues las clínicas privadas tienen facultad para poner centros de atención de primer nivel.
—Pero se perderían el copago, ¿no?
No, pues se paga solo la consulta de primer nivel, ya de ahí para arriba es el seguro que el que paga. El copago no está en la ley, no establece copago.
—¿Por qué el Estado no logra sobreponerse a esos intereses?
Por los obstáculos que hay. Por ejemplo, el Colegio Médico. ¿Quiénes son los miembros de la asociación médica? Son los dueños de las clínicas.
Es que aquí hay que hacer como 10,000 unidades de atención primaria, lo que descongestionaría los hospitales y los médicos ganarían por la atención que ofrezcan en el hospital. Pero ahora mismo los médicos van y te ponchan una tarjeta y luego se van y dejan a un practicante. Por eso la medicina pública es tan mala. Y esos mismos médicos son los que te mandan a la consulta.
Otra cosa. Aquí cuando comenzó la ley de IDSS existían las igualas médicas. Los asegurados eran 7 %, pero ¿el 93 % quien los tenía? Las igualas, entonces, ¿quiénes son los enemigos del sistema?
—¿El Gobierno podrá vencer en algún momento a esos intereses?
Mira, yo felicito a la comisión bicameral, pues hizo un trabajo muy importante y siguió el mismo modelo que usamos en el (19)98, que fue hacer vistas públicas con distintos sectores y conseguir las opiniones de especialistas extranjeros, consultar con todos los organismos del país que tenían que ver con Seguridad Social. Y participaron todos los legisladores.
Esto no es una reforma, es una modificación y creo que sí, que vamos a lograr que funcione y si funciona como lo hemos diseñado, será uno de los primeros países del mundo en materia de salud y pensiones.
—¿Qué opina de quienes creen que desde el Estado no le interesa mejorar la atención pública porque quieren favorecer a la salud privada?
Donde quiera se cuecen habas y hay en el Gobierno gente que convencen a los presidentes de que es inviable económicamente. Cuando hicimos la ley, uno de los principales inconvenientes que tuvimos fue ese. La ley comienza en las cuatro provincias del sur y para nosotros fue sorpresa que, con el sistema subsidiado, el Gobierno tiene que pagar un 200 %, sin embargo, en el contributivo, el Estado paga por los empleados públicos que tiene, no paga subsidio, sino que lo hacen el empleador y el empleado.
Luego viene el tema de los informales. ¿Por qué no cubrir a esos seres humanos? Por negligencia y por la oposición, (de gente) que convence a los presidentes de que no funcionaría.
Ahora, nunca ningún presidente se interesó en el sistema, ni le importó eso. Yo siempre decía que el fracaso de la Seguridad Social era que no había voluntad política ni gestión, pero ahora hay un presidente con voluntad política.
—¿Cómo llega a trabajar el tema de la Seguridad Social en el Congreso?
Cuando llegué al Senado, siempre hacen en Casa de Campo unos cursos para decirle a uno las funciones del senador. Ramón Alburquerque, que era el presidente del Senado, dijo que quería darme a mí, que iba a modificar el reglamento para crear la comisión permanente de seguridad social. Y me dijo que «quiero que hagas ahí» … y entonces me asignaron esa función.
—¿Qué sabía usted de seguridad social en ese momento?
Yo cuando llegué a Estados Unidos apliqué para licencia de fondos mutuos y seguros. Y duré un poco allá en eso y cuando regresé en el 1966, una de las cosas que hacía era corredor de seguros, es decir que la ley de Seguridad Social se compuso de tres grades seguros: salud, discapacidad y riesgos laborales y tuve la suerte de que Ligia Leroux era la directora del Instituto Dominicano de la Seguridad Social. Le pedí a un consultor y ella me dijo que tenía un muchacho, era Arismendi Díaz Santana. Cuando lo contacté me dijo que tenía compromisos internacionales pero que no cerraba una decisión, porque me dijo que esa era su pasión, y eso me robó.
A nosotros nos decían que éramos Don Quijote y Sancho Panza. Hemos sufrido mucho también, pues no solo fue hacer la ley. Yo tengo 25 años defendiendo la ley, igual que Arismendi, porque los enemigos no descansan.