El paro cardiaco constituye un problema de salud pública, al causar tres millones de muertes anualmente. La mayoría de estos ocurren fuera del entorno hospitalario, de acuerdo a los datos ofrecidos por la Organización Mundial de la Salud.

Carisa Nieves, especialista en neonatología y medicina crítica pediátrica de los Centros de Diagnóstico y Medicina Avanzada y de Conferencias Médicas y Telemedicina (Cedimat), explica que la parada cardiorrespiratoria se define como la interrupción brusca, inesperada y potencialmente reversible de la circulación y/o respiración espontánea. Esto supone el cese de aporte de oxígeno a los distintos órganos vitales.

Nieves precisa que la parada cardiorrespiratoria extrahospitalaria en niños tiene una incidencia estimada a nivel mundial de ocho a 20 casos por cada 100,000 niños cada año.
Causas
A diferencia de los adultos, la parada cardiorrespiratoria en la infancia es de origen respiratorio en la mayoría de los casos, pero existen también causas de origen cardiaco que varían según la edad.

La especialista señala que en menores de un año las causas más frecuentes son: el síndrome de muerte súbita de lactante, las malformaciones congénitas, complicaciones por prematuridad, enfermedades respiratorias y obstrucción de la vía aérea.

En infantes previamente enfermos: enfermedad pulmonar crónica, insuficiencia cardíaca, arritmias, crisis hipoxémicas en niños con cardiopatías congénitas, estados de choque de diversa etología (hipovolémico, séptico, anafiláctico, entre otros).

Detalla que en mayores de un año las causas más frecuentes son: traumatismos (accidentes de tránsito, caídas, quemaduras), ahogamientos, intoxicaciones, infecciones respiratorias.

La profesional indica que se puede identificar la parada cardiaca en un niño, si este se presenta: inconsciente (no responde cuando se llama o se estimula suavemente, evitando sacudidas vigorosas); no respira o tiene una respiración dificultosa y no tiene pulso u otros signos de vida (no se mueve, no tose, no respira).

RCP
La galena describe la reanimación cardiopulmonar (RCP) como el conjunto de maniobras encaminadas a revertir el estado de parada cardiorrespiratoria, permitiendo que la sangre y el oxígeno fluyan por todo el cuerpo. Esta puede clasificarse en básica y avanzada.

La RCP básica, es la que se hace rápidamente en el lugar del evento y puede ser realizada por cualquier persona que la presencia y ha recibido entrenamiento adecuado. No requiere equipos específicos para realizarla.

La RCP avanzada, es la que practica el personal médico y paramédico, y que amerita de medicamentos, equipos especiales y personal con entrenamiento.

Nieves destaca que si la persona que identifica rápidamente una situación de parada cardiorrespiratoria, inicia las maniobras de RCP inmediatamente, las posibilidades de sobrevida y recuperación del niño serán mayores.

Para esto los pasos a seguir son los siguientes: verificar si la escena donde ocurre el evento es segura para el reanimador; comprobar el estado de consciencia del paciente tocándolo y preguntando: ¿estás bien?; revisar rápidamente (máximo 10 segundos), si respira adecuadamente y si tiene pulso (buscar pulso carotideo en niños y pulso braquial en lactantes); pedir ayuda llamando al 911; si no respira, no responde, no tiene pulso: iniciar compresiones torácicas de alta calidad: comprimir en tercio inferior de pecho, fuerte, rítmico y rápido, aproximadamente de cuatro a cinco centímetros.

La RCP avanzada, es la que practica el personal médico y paramédico.

Técnicas a comprimir
Técnica de dos manos en niños: se debe acostar de espalda sobre una superficie firme y colocar una mano sobre la otra encima de su tórax.

Presionar el pecho hacia abajo, mediante compresiones repetitivas y rítmicas. Técnica de dos dedos en los lactantes.

Se debe acostar al niño de espalda sobre una superficie firme y colocar dos dedos entre las tetillas (entre ambos botones mamarios). Presionar el pecho hacia abajo, mediante compresiones repetitivas.

La experta indica que la frecuencia debe de ser de 100-120 latidos/minuto, que corresponde a realizar: 30 compresiones por minuto y debe permitir la expansión del tórax después de cada compresión y minimizar la interrupción entre una y otra.

Luego de esto debe abrir la vía aérea: inclinando la cabeza de la persona afectada suavemente hacia atrás y levantando su mentón hacia adelante.

Después de esto, asegurar la ventilación: insuflar aire y evidenciar que el tórax se eleve después de cada insuflación.
Es importante tomar en cuenta la técnica boca, boca-nariz, que consiste en cubrir la boca y nariz del lactante con la del rescatador e insuflar dos veces.

Respeto a la técnica boca a boca: cerrar la nariz del niño y cubrir su boca, con la del rescatador e insuflar dos veces. Luego alternar compresiones y ventilación en una relación 30 compresiones, 2 ventilaciones. Recomienda continuar la maniobra hasta que llegue la ayuda especializada o el paciente reaccione.

Cursos RCP
Nieves puntualiza la importante de que todos los padres, familiares, maestros y cuidadores de un niño, aprendan a reconocer la parada cardiorrespiratoria y actuar de manera adecuada ante estos eventos.

Para ello deben asistir a centros de capacitación en reanimación cardiopulmonar disponibles en el país.