Nuestros abdominales están entre los músculos del cuerpo que más ejercitamos y utilizamos.
Están involucrados en casi todos los movimientos que hace nuestro cuerpo dado que ayudan a mantener la estabilidad y el equilibrio, además de proteger la espina dorsal y hacer que los órganos internos se mantengan donde deben estar.
Pero algunas condiciones de salud y, en especial algunos movimientos innecesarios durante el día, pueden causar el desajuste de estos músculos.
Y esto, si se vuelve crónico, puede llevar a una condición llamada síndrome del reloj de arena: un cambio en la estructura de la pared abdominal que puede causar la formación de un pliegue en mitad del abdomen.
Y no solo eso: este cambio puede tener un efecto en los órganos internos y otras partes del cuerpo si no es tratado a tiempo.
Y una de las causas de ese síndrome es meter la barriga.
Pero vayamos antes con otras.
Existen cuatro causas principales del síndrome del reloj de arena. Todas ellas resultan en un desequilibrio de la función de los músculos abdominales.
La primera es una condición congénita (como gastrosquisis u onfalocele). La mala postura es otra causa: puede llevar a que la espina dorsal cambie su curva tradicional con forma de “S”, que puede terminar en cambios fundamentales en la tensión y la función de los músculos abdominales.
El dolor en el abdomen (ya sea asociado a problemas de estómago, hígado o vesícula biliar) puede hacer que la persona contraiga los músculos de forma involuntaria para reducir el dolor.
Pero otra sorpresiva causa del síndrome de reloj de arena está asociada a problemas con la imagen corporal, un tema que cada vez se presenta más.
Algunas personas que se sienten inseguras con su cuerpo o quieren tener un abdomen plano pueden “meter la panza” o “apretar” los músculos del abdomen de manera desproporcionada para lograr esta figura.
Desbalance muscular
Cuando metemos el estómago hacia adentro, estamos haciendo que nuestro “rectus abdominis” (comúnmente conocido como el ‘six pack’ abdominal) se contraiga.
Pero como tenemos la tendencia a acumular más tejido graso en la parte baja de nuestro abdomen, los músculos en la parte superior del estómago tienden a volverse más activos.
Estos dos aspectos hacen que se forme un pliego en esta zona por largos periodos, con el ombligo desplazado hacia arriba.
Más allá de la causa -y si es voluntaria o involuntaria-, la acción de apretar o meter el estómago hacia adentro también le exige al cuerpo balancear esa fuerza que se está haciendo.
Ahora, la compresión del abdomen también reduce el espacio disponible para los órganos que están en esa zona del cuerpo.
Podemos considerar, para poner un ejemplo, que la zona del abdomen es como un empaque de la pasta de dientes: si se aprieta en el medio, se hace presión hacia arriba y abajo del empaque.
La presión en la parte de arriba afecta la respiración al hacer que el diafragma (el músculo principal involucrado en la inspiración de aire) no pueda desplazarse hacia abajo.
La presión en la parte baja obliga a hacer mayor fuerza a los músculos de la pelvis, debido a que la cavidad abdominal se reduce en volumen.
Además de esto, hay mayor presión sobre la espina dorsal y la pelvis debido a que los músculos abdominales pueden absorber menos impacto cuando están tensionados.
Aunque hay poca investigación sobre los efectos que el síndrome del reloj de arena tiene sobre la capacidad de respiración, lo que sí se puede decir es que el vendaje abdominal (donde se venda todo el abdomen o solo una parte para ayudar a la recuperación de una lesión muscular o después de una cirugía) muestra una disminución del 34% en la cantidad de aire que se exhala y una reducción del 27% al 40% en la capacidad pulmonar total.
No se sabe si esto podrá conducir a cambios en el largo plazo sobre la capacidad respiratoria de una persona. Pero en el corto plazo, sí se puede decir que reduce el oxígeno que llega a la sangre.
Además, “apretar” el abdomen puede ejercer presión sobre el piso pélvico, lo que afectará las funciones de la vejiga, el útero y el recto, con consecuencias como posibles efectos en la retención de orina o materia fecal.
Para las personas que ya tienen problemas con la disfunción del piso pélvico (como incontinencia urinaria o fecal), apretar el estómago como un ejercicio continuo puede empeorar el cuadro.
Síndrome reversible
Afortunadamente, el síndrome del reloj de arena es reversible. Puede ayudar, por ejemplo, tratar el desbalance muscular a través de ejercicios que fortalezcan todos los músculos centrales puede ayudar.
Ejercicios como tablones o puentes son solo un par de ejemplos. Del mismo modo, es probable que actividades como el yoga o el pilates también sean beneficiosas para relajar los músculos.
El síndrome del reloj de arena es probablemente algo que se desarrollará durante un largo período: semanas de aspirar constantemente el estómago.
Así que, de vez en cuando, no es probable que succionar los músculos del estómago cause problemas.
También hay muchas formas de evitarlo. Si tiene dolor abdominal inexplicable o prolongado, vale la pena consultar a un médico, no solo para prevenir los desequilibrios musculares, sino también para tratar la causa raíz del dolor.
Si tiende a contraer el estómago para mejorar su apariencia, los ejercicios que fortalecen los músculos y la espalda serán útiles para ayudar a mantener una buena postura y aplanar el abdomen.